Será por narices, el olfato es el más importante de los sentidos caninos. Los perros viven oliendo, siempre están metiendo las narices.
Su oído también es fino, más que el nuestro, y su vista es menos precisa de la nuestra, otros sentidos como el tacto y el gusto son tambien bastante limintados.
En cambio la húmeda trufa de un perro es una maravilla. Un perro medio tiene 200 millones de receptores olfativos, mientras que nosotros tienemos 5 millones. Algunas razas especializadas en rastros durante generaciones tienen incluso más.
Las ramificaciones olfativas nerviosas ocupan unos 100 centímetros frente a los 10 centrimetros de los humanos. Además los perros tienen un órgano auxiliar del que el hombre carece que se llama órgano de Jacobson o vomeronasal. Está entre la nariz y la boca y se cree que está especialmente cualificado para detectar feromonas.
De hecho cuando vemos personas que parecen encantadores de perros, esa gente con "una mano especial", con la que los perros nerviosos se calman o los traumatizados se acercan, es el olfato el que tiene mucho que ver. Lo mismo, pero al revés, con las personas que parecen no entenderse con ellos. Ahí sí que hay una frase de uso común que dice “es que huelen el miedo” y que es correcta. A lo que están respondiendo en gran parte los perros en esos casos, es además del lenguaje corporal o el tono de voz, a la química, a los olores que desprendemos, muchos hormonales, que les dan a los animales mucha más información de nosotros de lo que creemos.
Bruno es de esos perros que viven más, si huelen, al salir por la mañana es un festín de olores para su olfato, se le ve y se le nota verderamente feliz al disfrutrar de los aromas.
Es importante estimular su olfato, ya que un perro centrado, seguro y feliz siempre olera primero antes de ver, oir o sentir.
Es importante estimular su olfato, ya que un perro centrado, seguro y feliz siempre olera primero antes de ver, oir o sentir.